Hay una categoría de personas que no pueden vivir sin tiendas y compras interminables. Parecería que esto es solo un hábito dudoso, pero los científicos creen que el problema es mucho más profundo.
Aproximadamente el 10 % de los adultos en los países occidentales sufren de un trastorno neurótico que les hace vaciar regularmente sus billeteras para deleite de los comerciantes. Compran todo un abismo de cosas, las necesiten o no. Este fenómeno se llama «adicción a las compras».
En el transcurso del estudio, que se llevó a cabo en la Universidad de San Francisco (EE. UU.), los científicos estudiaron los comportamientos que conlleva este trastorno.
«Los adictos a las compras tienden a enterrar la cabeza en la arena: pueden estar endeudados hasta el cuello, pero eligen ignorar este hecho», dice Ryan Howell, profesor asistente de psicología en la Universidad de San Francisco. “También descubrimos que comprar para estas personas sirve como una especie de estimulante del estado de ánimo: esperan que lo nuevo los haga más felices”.
Howell y sus colegas entrevistaron a más de 1600 voluntarios que respondieron preguntas sobre su estado financiero, hábitos de compra y el papel de las posesiones materiales en su sistema de valores.
Resultó que la gestión inadecuada del propio presupuesto es un factor clave en el desarrollo de la adicción a las compras, independientemente del carácter, el sexo, la edad y los ingresos. Y los casos más pronunciados de «locura de compras» siempre han ocurrido en el contexto de una actitud frívola hacia sus obligaciones de deuda con los acreedores. Las tarjetas de crédito son especialmente peligrosas en este sentido, porque crean una agradable ilusión de compra sin la onerosa necesidad de pagar.
Muchos participantes en el estudio informaron que hicieron compras para mejorar su estado de ánimo. También esperaban que las nuevas adquisiciones llevaran sus vidas a un nivel cualitativamente nuevo: los harían más hermosos, más seguros y más atractivos a los ojos de la sociedad.
«Sabemos que los hábitos de compra están determinados en gran medida por los valores de una persona, pero lamentablemente no son tan fáciles de cambiar», dice Howell. “Nuestras observaciones sugieren que las compras seguras son bastante posibles, siempre que controle su historial crediticio y comprenda claramente por qué compra esto o aquello”.
Este trabajo fue publicado en la revista «Psychological Aspects of Economics» (
Revista de Psicología Económica).