Los científicos continúan buscando cada vez más nuevas formas de lidiar con el problema de los ronquidos nocturnos, un fenómeno que no solo representa muchos inconvenientes, sino que también conlleva una amenaza directa para la vida y la salud de las personas que lo padecen.
Uno de los últimos desarrollos en esta dirección fue un dispositivo que puede deshacerse de los ronquidos con la ayuda de
estimulación eléctrica muscular. Los inventores afirman que lograron reducir casi a la mitad la frecuencia de los ronquidos y la apnea (cese de la respiración) que los acompaña mediante el uso de su desarrollo.
El principio de funcionamiento del dispositivo se basa en el mecanismo mismo del ronquido: como saben, ocurre debido al hecho de que con la relajación natural de los músculos del paladar blando
en un sueño hay un estrechamiento de la luz de la parte superior
tracto respiratorio. Esto conduce a una dificultad periódica para respirar, que el cuerpo supera con una respiración aguda, acompañada del sonido correspondiente.
El dispositivo consiste en un sensor implantado debajo de la piel del cuello, cuya tarea principal es determinar la disminución de la presión del aire en la nasofaringe. En tal situación, el sensor envía una señal al electrodo conectado a la rama del nervio trigémino (este nervio, en particular, controla los músculos del paladar blando). El nervio trigémino recibe una señal eléctrica y hace que los músculos se contraigan, expandiéndose
vías aéreas.
El dispositivo puede funcionar durante unos 10 años, recibiendo
alimentado por baterías similares a las utilizadas
en marcapasos. Además, el paciente puede encenderlo de forma independiente, por ejemplo, al acostarse. Esto permite no solo extender la vida útil del dispositivo, sino también evitar inclusiones innecesarias en los casos en que esto no sea necesario.
Para los que no valoran tanto la movilidad y la compacidad, existe un modelo de electroestimulador con electrodos cutáneos y unidad de control externa.
La eficacia del nuevo dispositivo fue estudiada por especialistas de la Universidad Johns Hopkins (Universidad Johns Hopkins) de Estados Unidos, así como de varias instituciones europeas. En todos los casos, se confirmó una reducción de más del doble en la frecuencia de las dificultades respiratorias durante el sueño.
¿De qué otra forma combates los ronquidos?
No hace mucho tiempo, la empresa de biotecnología BTG anunció un estudio para estudiar la eficacia del fármaco contra el síndrome del apoe obstructivo del sueño. Los especialistas de la empresa aseguran que lograron crear un medicamento, del cual basta con una tableta al día para reducir drásticamente la intensidad de los ronquidos nocturnos.
El fármaco con el nombre «funcional» BGC20-0166 es una combinación de dos fármacos existentes. El mecanismo de acción de cada uno de ellos es diferente, pero ambos fármacos modifican la transmisión de señales en determinados centros del cerebro encargados de
tono muscular y
tracto respiratorio.
En el estudio participaron 39 voluntarios. Todos los pacientes se dividieron en grupos en los que las prescripciones eran diferentes: uno de los dos medicamentos registrados, su combinación de BGC20-0166 en dos dosis diferentes, o
placebo. Para evaluar la eficacia del tratamiento se utilizó el denominado índice de apnea/hipopnea, que se midió a los 14 y 28 días desde el inicio del estudio. En el grupo de pacientes que recibió una gran dosis de BGC20-0166, los síntomas del SAOS disminuyeron en un promedio del 40 %, y en tres de cada diez participantes de este grupo, la frecuencia de los episodios de ronquidos disminuyó en un 50 %, lo que se considera un buen resultado del tratamiento.
Actualmente, las formas graves de SAOS se tratan con
máscaras de oxígeno que crean presión positiva a largo plazo en las vías respiratorias. Sin embargo, debido a las molestias que provoca la mascarilla, hasta un 60 por ciento de los pacientes rechaza dicho tratamiento.
Es poco probable que un nuevo medicamento reemplace esta técnica, sin embargo, como esperan los desarrolladores, será efectivo
tratamiento para la AOS moderada.
Otra forma de tratar los ronquidos, que es una especie de alternativa a una intervención quirúrgica seria, es implantar un implante de polietileno del tamaño de una cerilla en el paladar.
Un implante palatino hecho de tereftalato de polietileno (PET) fue inventado por científicos noruegos que probaron su eficacia y seguridad en 35 pacientes en el Hospital Universitario St. Olaf en Trondheim.
Los participantes en el experimento fueron monitoreados constantemente durante todo el año. En el 70 por ciento de los pacientes, los ronquidos desaparecieron por completo, lo que fue confirmado por sus familiares y los resultados de las pruebas objetivas. El resto empezó a roncar mucho más tranquilo.
Este método, creo que los desarrolladores, eventualmente puede reemplazar
método de tratamiento de los ronquidos con escleroterapia, que consiste en inyecciones en el paladar. Dado que generalmente se requiere más de una inyección, esto puede dañar la mucosa y causar la formación de fístulas.
Los científicos han descubierto que roncar es peligroso no solo por la apnea del sueño que provoca, sino también por su
habilidad para mejorar
presión arterial en quienes lo escuchan, incluido el «roncador» mismo. Por ejemplo, bajo la influencia del ruido con una potencia de más de 35 decibelios, una persona dormida experimenta un aumento en
presión arterial.
Los especialistas del Imperial College London tomaron como base el análisis de indicadores
presión arterial de 140 voluntarios que viven cerca del aeropuerto de Heathrow y otros tres aeropuertos europeos. Durante el sueño, se midió su presión arterial cada cuarto de hora simultáneamente con la medición del nivel de ruido en el dormitorio. Resultó que la exposición al ruido de más de 35 decibeles provocó un aumento en
presión arterial de los participantes, independientemente de la fuente de sonido. Según el líder del estudio, Lars Dzharup, los resultados sugieren que la exposición regular al ruido aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión.
Se encontró que cada 5 decibelios adicionales provocaban un aumento de la presión de 0,66 mm Hg. Al mismo tiempo, el ruido de los aviones que sobrevolaban provocó un aumento de la presión superior en un promedio de 6,2 mm Hg y la inferior de 7,4 mm Hg.
Si cree que los ronquidos y el sonido de un avión de pasajeros son «dos grandes diferencias», entonces se equivoca: según las mediciones, las personas que roncan hacen ruido con una fuerza de 20 a 80 (!) decibelios, que es significativamente más alto que el nivel de ruido seguro del «valor umbral» para otros…
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